EL VIAJERO
El viajero anda con su carga elemental de soledades. El viajero es hombre, y por hombre calla sus misterios, carga con sus penas y camina por los caminos grises de la tarde. La que relata alguna vez hallo en los ojos del caminante un hilo verde de agua, casi llanto, casi lágrima, mientras el viajero sonreía ausente en salvaguarda de intimidades. La que relata sabe que el viajero tiene sus compesaciones en el ejercicio de sus soledades; que hay noches que agolpan memorias de amigos decididamente fraternales; presencias y ausencias de inaudita paz; de sentirse amado por los testigos de su paso, de su viaje (porque se siente amado por los árboles, por el río y hasta por la luna. Por alguna flor de tarde en tarde.) Cuando el viajero deje su cuerpo aquí, en cualquiera de sus calles, y el alma parta en retorno a Dios, sera tangible al fin su carga elemental de soledades. GABRIELA