Hombre niño
Anoche una sorprendente luna llena iluminaba todo de amarillo. Quise tomarle una foto pero cuando lo recordé ya estaba en lo más alto, esplendorosa aún pero no la instantánea que mi mente había programado. No podías dormir, te acaricié para que te relajes pero no logré calmarte. Me dormí y me despertaste a la madrugada refunfuñando por las pesadillas. Me levanté y preparé una tisana de esas que vienen en sobre porque no te gusta ver las hierbas que uso. Me dijiste que son gualichos. Género masculino por siglos descreído de la sabiduría de Hera.
Al fin conciliaste un sueño profundo y yo soné con otras realidades dudando de estar a tu orilla. Cuando abrí los ojos, al amanecer, creí estar sola en la habitación de la casa paterna. Busque mi perrito de peluche, ese que te provocaba golpear aduciendo que dormía entre mis brazos, y en cambio estabas vos con tu carita de niño travieso acunado por ángeles. -Amor, me ducho y te preparo el desayuno, ¿queres? Susurre
-Mmmmmm (tu idioma gutural) Sí. Dijiste y se me encendió el mundo.
Gabriela
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