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Mostrando entradas de 2015

Memoria de Noche

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Madrugada, el puerto adormeció, amor  La luna se mece sobre las olas.  Piso espejos antes de que salga el sol  En la noche guarde tu memoria.  Perderé otra vez la vida  cuando la luz rompa en las rocas,  perderé el dia que aprendí a besar  palabras de tus ojos sobre el mar.  Perderé el dia que aprendí a besar  palabras de tus ojos sobre el mar.  Vino el luto antes de venir el rumor,  lo llevó la marea bajo la sombra.  Barcos negros surcan la mañana sin voz;  las redes vacias, sin gaviotas.  Y dirán, contarán mentiras  para ofrecérselas al Patrón,  Querrán cerrar con unas monedas, quizás,  tus ojos abiertos sobre el mar.  Querrán cerrar con unas monedas, quizás,  tus ojos abiertos sobre el mar.  Madrugada el puerto despertó, amor  el reloj del bar quedó atracado  en la costa muda de la desolación.  No vamos a olvidar, ni a perdonarlo.  Volveré, volveré a la vida...

Hola (Hello- Adele)

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Hola, soy yo... Me estaba preguntando si después de todos estos años, te gustaría que quedásemos, para analizarlo todo. Dicen que el tiempo se supone que cura, pero no ha curado mucho. Hola, ¿puedes oírme? Estoy en California, soñando con lo que solíamos ser cuando éramos jóvenes y libres. Se me ha olvidado cómo era antes de que el mundo se viniera abajo a nuestros pies. Hay muchas diferencias entre nosotros, y un millón de millas. Hola desde el otro lado. Debo de haberte llamado un millar de veces, para decirte que lo siento, por todo lo que he hecho. Pero cuando llamo, parece que tú nunca estás en casa. Hola desde el exterior. Al menos puedo decir, que he intentado decirte que lamento haberte roto el corazón. Pero no importa, evidentemente ya no es algo que te haga polvo. Hola, ¿cómo estás? Es tan típico de mí hablar de mí misma, lo siento. Espero que estés bien, ¿conseguiste salir de aquella ciudad en la nunca ocurría nada? No es un secreto que los dos nos estamos qued...

CUENTO DE LAS CARTAS DE AMOR Eduardo GALEANO (Adaptación)

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Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores, casi siempre por casualidad, por una llamada equivocada, por un encuentro fortuito . A ellos lo que les pasó fue que él había quedado en aquel café con una persona que no vino, y claro, la vio a ella sentada en la mesa del café, radiante, así que, harto de esperar, no se cortó un pelo y dijo: “ Ya que he venido hasta aquí, no puedo desaprovechar esta ocasión”. Se acercó a la mesa y dijo: - ¿Me permite? - Por supuesto. Esto solo suele pasar en las historias que te cuentan otros, nunca en la vida real: por lo general, cuando dices: “¿Me permites?, dicen: “¿De qué?”. A lo mejor ella estaba esperando a alguien que tampoco vino, quién sabe, yo qué sé, habrá que inventar otra historia en la que ella le dice “¿De qué?”. En este caso, ella lo invitó a él para que se sentase y él se sentó. Y, claro, no había de qué hablar.“¿Y qué lees?”. Lo malo fue que él no había leído nada del escritor que ella...

Y aprendí...

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Y aprendí... Que la mejor aula de aprendizaje está a los pies de una persona mayor. Que cuando estás enamorado se nota. Que cuando una persona me dice me alegraste el día, esa persona me alegra el día. Que un bebé que se duerme en mis brazos genera un profundo sentimiento de paz. Que ser bondadoso es más importante que tener la razón. Que siempre puedo rezar por otro cuando no tengo las fuerzas para ayudarlo de otra manera. Que no importa cuan serios nos obligue a ser nuestra vida, basta con un amigo a nuestro lado para actuar estúpidamente. Que a veces todo lo que una persona necesita es una mano para tomar y un corazón para entender. Que simples caminatas con mi padre alrededor de la manzana en noches de verano cuando era niño, hicieron milagros en mí como adulto. Que la vida es como un rollo de papel, mientras más se acerca al final más rápido se acaba. Que deberíamos estar contentos de que Dios no nos da todo lo que pedimos. Que las pequeñas cosas de t...

Alfonsina Storni III

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Así Hice el libro así: Gimiendo, llorando, soñando, ay de mí. Mariposa triste, leona cruel, Di luces y sombra todo en una vez. Cuando fui leona nunca recordé Cómo pude un día mariposa ser. Cuando mariposa jamás me pensé Que pudiera un día zarpar o morder. Encogida a ratos y a saltos después Sangraron mi vida y a sangre maté. Sé que, ya paloma, pesado ciprés. O mata florida, lloré y más lloré. Ya probando sales, ya probando miel, Los ojos lloraron a más no poder. Da entonces lo mismo, que lo he visto bien, Ser rosa o espina, ser néctar o hiel. Así voy a curvas con mi mala sed Podando jardines de todo jaez.

Alfonsina Storni II

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ALMA DESNUDA Soy un alma desnuda en estos versos, Alma desnuda que angustiada y sola Va dejando sus pétalos dispersos. Alma que puede ser una amapola, Que puede ser un lirio, una violeta, Un peñasco, una selva y una ola. Alma que como el viento vaga inquieta Y ruge cuando está sobre los mares, Y duerme dulcemente en una grieta. Alma que adora sobre sus altares, Dioses que no se bajan a cegarla; Alma que no conoce valladares. Alma que fuera fácil dominarla Con sólo un corazón que se partiera Para en su sangre cálida regarla. Alma que cuando está en la primavera Dice al invierno que demora: vuelve, Caiga tu nieve sobre la pradera. Alma que cuando nieva se disuelve En tristezas, clamando por las rosas con que la primavera nos envuelve. Alma que a ratos suelta mariposas A campo abierto, sin fijar distancia, Y les dice: libad sobre las cosas. Alma que ha de morir de una fragancia De un suspiro, de un verso en que se rue...

Alfonsina Storni

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SOY Soy suave y triste si idolatro, puedo bajar el cielo hasta mi mano cuando el alma de otro al alma mía enredo. Plumón alguno no hallarás más blando. Ninguna como yo las manos besa, ni se acurruca tanto en un ensueño, ni cupo en otro cuerpo, así pequeño, un alma humana de mayor terneza. Muero sobre los ojos, si los siento como pájaros vivos, un momento, aletear bajo mis dedos blancos. Sé la frase que encanta y que comprende y sé callar cuando la luna asciende enorme y roja sobre los barrancos.

Elegir mi paisaje

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Si pudiera elegir mi paisaje de cosas memorables, mi paisaje de otoño desolado, elegiría, robaría esta calle que es anterior a mí y a todos. Ella devuelve mi mirada inservible, la de hace apenas quince o veinte años cuando la casa verde envenenaba el cielo. Por eso es cruel dejarla recién atardecida con tantos balcones como nidos a solas y tantos pasos como nunca esperados. Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos, los espías aleves de la soledad, las piernas de mujer que arrastran a mis ojos lejos de la ecuación dedos incógnitas. Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte, hojas secas, bocinas y nombres desolados, nubes que van creciendo en mi ventana mientras la humedad trae lamentos y moscas. Sin embargo existe también el pasado con sus súbitas rosas y modestos escándalos con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera y su insignificante comezón de recuerdos. Ah si pudiera elegir mi paisaje elegiría, robaría esta calle, esta calle recién atardecida ...

Rayuela (Capítulo 93) Julio Cortázar

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93 Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puent...