Alfonsina Storni II
ALMA
DESNUDA
Soy un
alma desnuda en estos versos,
Alma
desnuda que angustiada y sola
Va
dejando sus pétalos dispersos.
Alma
que puede ser una amapola,
Que puede
ser un lirio, una violeta,
Un
peñasco, una selva y una ola.
Alma
que como el viento vaga inquieta
Y ruge
cuando está sobre los mares,
Y
duerme dulcemente en una grieta.
Alma
que adora sobre sus altares,
Dioses
que no se bajan a cegarla;
Alma
que no conoce valladares.
Alma
que fuera fácil dominarla
Con
sólo un corazón que se partiera
Para en
su sangre cálida regarla.
Alma
que cuando está en la primavera
Dice al
invierno que demora: vuelve,
Caiga
tu nieve sobre la pradera.
Alma que
cuando nieva se disuelve
En
tristezas, clamando por las rosas
con que
la primavera nos envuelve.
Alma
que a ratos suelta mariposas
A campo
abierto, sin fijar distancia,
Y les
dice: libad sobre las cosas.
Alma
que ha de morir de una fragancia
De un
suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin
perder, a poderlo, su elegancia.
Alma
que nada sabe y todo niega
Y
negando lo bueno el bien propicia
Porque
es negando como más se entrega.
Alma
que suele haber como delicia
Palpar
las almas, despreciar la huella,
Y
sentir en la mano una caricia.
Alma
que siempre disconforme de ella,
Como
los vientos vaga, corre y gira;
Alma
que sangra y sin cesar delira
Por ser
el buque en marcha de la estrella.
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