LEE Y CONDUCIRAS, NO LEAS Y SERAS CONDUCIDO
Está maravillosa noche otoñal quería recordarme/les esto:
"EL PRINCIPITO " El zorro instruye al principito
- Sólo se conocen bien las cosas que se domestican - dijo el
zorro
- Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo
compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas
donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si
quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? - preguntó el principito.
- Debes tener mucha paciencia. - respondió el zorro - Te
sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te
miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje
es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte
un poco más cerca.
El principito volvió al día siguiente. […]
De esta manera el principito domesticó al zorro.
Y cuando se fue acercando el día de la partida…
- ¡Ah! - dijo el zorro - lloraré.
- Tuya es la culpa - le dijo el principito - yo no quería hacerte
daño, pero tú has querido que te domestique.
- Ciertamente - dijo el zorro.
- Y vas a llorar - dijo el principito.
- ¡Seguro!
- No ganas nada.
- Gano - dijo el zorro, y luego añadió - Vete a ver las rosas;
comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a
decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que les dijo:
- No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha
domesticado, ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el
zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil
zorros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que
continuó diciéndoles:
- Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por
ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente
que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se
sabe más importante que todas, porque yo la he regado,
porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le
maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas)
y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas
veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
- Adiós - le dijo.
- Adiós -dijo el zorro - He aquí mi secreto, que no puede ser
más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial
es invisible para los ojos.
- Lo esencial es invisible para los ojos - repitió el principito
para acordarse.
- Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has
invertido en ella.
- Es el tiempo que yo he invertido en ella - repitió el principito
para recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro -, pero tú
no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que
has cautivado. Tú eres responsable de tu rosa.
- Yo soy responsable de mi rosa - repitió el principito a fin de
recordarlo.
Au Revoir Amis
GABRIELA
"EL PRINCIPITO " El zorro instruye al principito
- Sólo se conocen bien las cosas que se domestican - dijo el
zorro
- Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo
compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas
donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si
quieres un amigo, domestícame!
-¿Qué debo hacer? - preguntó el principito.
- Debes tener mucha paciencia. - respondió el zorro - Te
sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te
miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje
es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte
un poco más cerca.
El principito volvió al día siguiente. […]
De esta manera el principito domesticó al zorro.
Y cuando se fue acercando el día de la partida…
- ¡Ah! - dijo el zorro - lloraré.
- Tuya es la culpa - le dijo el principito - yo no quería hacerte
daño, pero tú has querido que te domestique.
- Ciertamente - dijo el zorro.
- Y vas a llorar - dijo el principito.
- ¡Seguro!
- No ganas nada.
- Gano - dijo el zorro, y luego añadió - Vete a ver las rosas;
comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a
decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que les dijo:
- No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha
domesticado, ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el
zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil
zorros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que
continuó diciéndoles:
- Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por
ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente
que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se
sabe más importante que todas, porque yo la he regado,
porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le
maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas)
y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas
veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
- Adiós - le dijo.
- Adiós -dijo el zorro - He aquí mi secreto, que no puede ser
más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial
es invisible para los ojos.
- Lo esencial es invisible para los ojos - repitió el principito
para acordarse.
- Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has
invertido en ella.
- Es el tiempo que yo he invertido en ella - repitió el principito
para recordarlo.
- Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro -, pero tú
no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que
has cautivado. Tú eres responsable de tu rosa.
- Yo soy responsable de mi rosa - repitió el principito a fin de
recordarlo.
Au Revoir Amis
GABRIELA
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